El elemento más destructivo acorde al miedo al fracaso, es la falta de habilidad para aceptar las críticas. En contraste, se tiende a magnificar los errores que se han cometido, hasta que se llega un punto en el que es imposible librarse de ellos. Existen circunstancias donde el miedo al fracaso es tan inmenso, que la gente tiende a limitarse a si mismos al punto de ni siquiera intentarlo por miedo a fracasar.
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